top of page
Omar Regalado

El virus más caro del mundo


Los tulipanes son plantas cuyas flores tienen forma de bulbo, pertenecen al género Tulipa y se conocen cerca de 150 especies y un número grandísimo de híbridos (cruzas). Esta flor se originó en las planicies de Kazajistán, desde donde se extendió hasta Medio Oriente, Afganistán, Irán, la Península de Anatolia, Europa del Sur, África del Norte y China. Su valor como planta de ornamento comenzó en el siglo XI por los árabes de Anatolia, de donde se extendió hasta la región del Al-Ándalus, en lo que hoy es España. Sin embargo, en los países del norte de Europa, no era popular el cultivo de tulipanes.

Algo intrigaba a los botánicos europeos, pues en los tulipanes de repente aparecían colores jaspeados en sus pétalos, produciendo diseños en franjas o flameados multicolores. Este fenómeno fue primeramente conocido como «rectificación», porque se pensaba que la planta experimentaba un proceso de purificación; hasta que el botánico flamenco Carolus Clusius identificó el proceso como una enfermedad y le denominó «ruptura», durante su estancia en Viena en 1576. Lo que sucedía era que, de repente y sin una causa aparente, los tulipanes de un solo color se convertían en tulipanes jaspeados, dando el aspecto de «romperse». Clusius notó que tras la ruptura del color, las flores languidecían y se marchitaban.

La enfermedad de la ruptura es causada por un virus llamado «Rompedor de Tulipanes», que se contagia por contacto. Los áfidos (grupo de insectos que forman plaga en plantas) transportan el virus de la epidermis de una flor infectada a otra. Una cepa del virus genera pérdida de color al interrumpir la producción de antocianinas, que son pigmentos vegetales portados en los pétalos, dejando así el color de la parte interna del pétalo visible (mesófilo). La otra cepa genera sobreproducción de antocianinas que se acumulan en las vacuolas.

Los tulipanes rotos comenzaron poco a poco a llamar la atención de los horticultores, pero al no entender cómo se producía ese repentino cambio de color, era difícil obtenerlos. Se experimentaron diferentes métodos que consistían en variar las condiciones de cultivo sin éxito. Las observaciones de Clusius de que se trataba de una enfermedad, llevaron a intentar infectar una planta con otra al colocar pétalos rotos en pétalos sanos; este método de injerto resultaba en un éxito. En 1593, Clusius fue nombrado prefecto del jardín botánico de la Universidad de Leiden, en Países Bajos, y se llevó consigo algunos tulipanes para plantarlos en los jardines de enseñanza y en su jardín privado. Cinco años después, fueron robados de su jardín un centenar de bulbos de tulipanes jaspeados.

Poco a poco incrementó la popularidad de los tulipanes en los Países Bajos, combinándose eso con el naciente sentimiento de nacionalidad neerlandesa tras declarar su independencia de España apenas en 1581: los tulipanes se volvieron la flor nacional. Para el inicio del siglo XVII, Países Bajos era ya una potencia mercantil en ascenso que dio paso a la Edad de Oro Neerlandesa. La clase mercante vio cuadriplicados sus ingresos y comenzaron a construir grandes mansiones con enormes jardines en los que plantaban, por supuesto, muchos tulipanes. El tulipán se convirtió en un objeto de lujo, no tanto por ser un símbolo nacional, pues los bulbos tardan dos años en alcanzar un tamaño que permita reproducirlos por esquejes (cortar el bulbo y replantarlo). El bulbo produce tanto semillas como clones, pero solamente vive durante otro par de años, de modo que los clones dan un rendimiento semejante.

Más raros eran los tulipanes rotos, pues la enfermedad les hacía decaer más rápidamente. Sin embargo, en 1634 comenzaron a comprarse bulbos rotos con la esperanza de poderlos vender más caros; esto se conoce en economía como especulación. Para 1635 se vendieron 40 bulbos en 100,000 florines (una tonelada de mantequilla costaba 100 florines y un trabajador con experiencia profesional ganaba 150 florines al año). Para 1636, se registró la compra de un bulbo jaspeado por ¡el valor de un terreno de 49,000m2! La locura de estas compras era simplemente para poder especular en el mismo mercado, pues ese bulbo podía ser vendido nuevamente por mucho más dinero, inflando los precios. Por eso, en economía, a esto se le conoce como burbuja económica: había bulbos que cambiaban de manos hasta diez veces en el mismo día.

Pero, como toda buena burbuja, de repente debe reventar. Con precios tan exagerados, los cultivadores de tulipanes encontraban más difícil gente que quisiera comprar los carísimos bulbos. Muchos historiadores consideran que la elevada y bajada drásticas de los precios de estos lujos se debió a la llegada de la peste bubónica a los Países Bajos: primero al incentivar una toma de riesgos ante la desgracia, luego porque la gente empezaba a tener reservas. De repente, en Febrero de 1637, los precios cayeron abruptamente, con mucha gente dirigiéndose a la ruina.

Lo que empezó como una especulación de bulbos de tulipanes se convirtió en realidad en una especulación por virus sin que nadie lo supiera, siendo éste el virus más caro de la historia.

Fotografía de Pierre Selim.

Redacción: Omar Regalado

528 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page