Hace menos de dos siglos, en algunas regiones del planeta, aún se comerciaba con polvos para aumentar la virilidad masculina, que eran obtenidos tras moler el cuerno de un unicornio. A dichos cuernos no sólo se les atribuía propiedades médicas, también se les relacionaba con la magia y eran utilizados para crear valiosas piezas de arte desde muchos siglos atrás.
Grabado de arte sacro del siglo XVI en colmillo de narval, Exposición en el Museo Correr, Venecia. Fotografía de Antonio A. Nambo Camacho.
A pesar de que el comercio con los preciados “cuernos de unicornio” se extendió por gran parte del planeta, el costo de su obtención eran bastante elevado, pues únicamente provenían de los comerciantes portadores de mercancías del ártico.
Es inexistente la evidencia física de caballos alados y con un cuerno, además de que mecánicamente el vuelo de un caballo con alas sería la fascinación de los ingenieros. Sin embargo los cuernos son reales, pero no pertenecen a un unicornio, sino más bien a un animal que vive solamente en el círculo polar ártico y comúnmente se le llama narval.
El pasado 18 de septiembre se publicó un artículo en la revista científica Marine Mammal Science, en donde se indica la relación del cuerno (colmillo) del narval con la virilidad, pero no con la humana como se creía anteriormente, sino con la de los machos de la especie Monodon monoceros (narvales).
El cuerno de los narvales es en realidad el diente superior del lado izquierdo de su boca. Dicho colmillo atraviesa la parte delantera de la cabeza de los narvales machos. Hay pocas excepciones en que las hembras portan el cuerno. El colmillo llega a crecer cerca de tres metros de largo y conforme avanza su crecimiento se va torciendo. Anteriormente el colmillo se relacionaba con la competencia sexual entre machos, pues se les puede observar peleando y agrediéndose con él, e incluso en ocasiones se les rompe pues es usual verlos “chocar espadas”.
El más reciente estudio sobre los místicos colmillos de los narvales, indicó que la longitud está directamente relacionada con el tamaño de los testículos, es decir, entre más grande tienen el colmillo, más grandes son sus testículos y viceversa. La conclusión da mayor evidencia sobre la importancia sexual de dicha característica. Se sugieren un par de conclusiones con respecto al rol que juega en cuanto al acceso que se tiene a las hembras. El colmillo podría ser usado por los machos para atraer a las hembras, o las hembras podrían utilizar el rasgo como un indicador para seleccionar cual macho es más fértil. Al verse favorecidos los machos con los colmillos más largos, también se favorece la reproducción de los más fértiles debido a tal correlación.
El estudio se llevó a cabo analizando los órganos sexuales y los colmillos de narvales colectados entre 1998 y 2008. Los especímenes fueron obtenidos en su mayoría de las capturas realizadas por parte de los pueblos Inuit, quienes tienen permitido la caza de narvales. Inuit es un nombre común proporcionado a distintos pueblos esquimales que habitan tanto en territorios americanos como en Groenlandia, quienes guardan una relación ancestral con los narvales.
Si bien no es cierto que el polvo de cuerno de unicornio nos proporcionaría la habilidad de tener una increíble noche de pasión, a los narvales tal rasgo si les permite tener éxito reproductivo y ser unos galanes del mar.
Referencia del artículo: Kelley T.C. et al. 2014. "Mating ecology of beluga (Delphinapterus leucas) and narwhal (Monodon monoceros) as estimated by reproductive tract metrics". Marine Mammal Science, 2014. DOI. Redacción: Antonio Nambo