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Diez años en ayunas y el Ducado de Carnolia.


Durante el periodo de la Ilustración, las sociedades de filósofos naturales tomaron fuerza y se fundaron algunas de las sociedades científicas más importantes, como la ‘Royal Society of London’ en 1660. Grandes personajes han sido miembros de dicha sociedad, ejemplo de ello son Isaac Newton, Charles Darwin, Stephen Hawking, entre muchos otros. Sin embargo, parte de tan selectos grupos son otros personajes no muy famosos, pero que igual han aportado al conocimiento de la humanidad, tal es el caso de Johann Weikhart von Valvasor.

Valvasor fue naturalista y publicó una enciclopedia en 1689 en Nüremberg, Alemania, la cual tituló ‘Die Ehre dess Hertzogthums Crain’ o “La Gloria del Ducado de Carnolia”. Su enciclopedia constituye una importante fuente de conocimiento de la historia natural del Ducado de Carnolia, que representó el área perteneciente a la actual región central de Eslovenia.

En “La Gloria del Ducado de Carnolia” se describe formalmente por primera vez uno de los animales con mayor misticismo en la región de los Balcanes. Cuenta la historia que cuando las lluvias eran torrenciales e inundaban las cuevas de los Balcanes, la gente de los pueblos de la antigüedad tenía el privilegio de encontrarse con las crías de los dragones que vivían debajo de la tierra, escondidos entre las cavernas trazadas por los ríos subterráneos de la región. Otra leyenda que persiste en la actualidad es que son “peces humanos”, aunque el origen de dicho mito no es muy claro, la explicación local se atribuye a que la pigmentación de su piel es muy parecida a la de los hombres blancos. La figura mística en cuestión se refiere a una salamandra endémica de la península de los Balcanes que recibe el nombre de “olm” y en español también es llamada proteo, haciendo referencia a su nombre científico: Proteus anguinus.

El proteo es la única especie de su género. Se distribuye únicamente en las corrientes fluviales subterráneas y cuevas de Eslovenia, Croacia y Bosnia y Herzegovina. Suele acomodarse dentro de grietas y debajo de rocas. Los sitios donde vive el proteo carecen de luz. Sus capacidades sensoriales están adaptadas al medio, siendo el gusto, el olfato y la percepción acústica sus más refinados sentidos. La dieta del proteo incluye crustáceos, caracoles e insectos. Puede comer en grandes cantidades cuando tiene la disponibilidad, favoreciendo la creación de reservas energéticas dentro de su cuerpo en forma de lípidos (grasas) y glicógeno (azúcares).

La forma de vida del proteo puede presentar retos inesperados y exposición a gran estrés energético, ya sea por cambios súbitos de temperatura o por prologados periodos de escasez alimenticia. La adaptación más radical del proteo le permite sobrevivir a dicho estrés, pues su mecanismo fisiológico puede regularse a niveles de funcionamiento mínimo, es decir, baja su tasa metabólica tanto que puede sobrevivir ¡hasta 10 años en ayuno total!, obteniendo energía de sus reservas corporales.

La evolución le ha permitido al hombre poder conocer formas de vida que representan un reto a nuestra comprensión del funcionamiento básico de los organismos y que sin duda, nos permiten comprobar que la realidad nunca dejará de asombrarnos.

Y tú, ¿Cuánto aguantas sin comer?

Redacción: Antonio Nambo

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