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Le Petit Caporal y el polvo de la herencia.


A inicios del siglo XIX casi toda Europa occidental y central se encontraron bajo el dominio del imperio francés, que tenía como emperador a uno de los personajes más famosos de la historia, a quien su ejército le apodaba respetuosamente ‘le Petit Caporal (‘el Pequeño Cabo’) y su nombre de nacimiento fue Napoleón Bonaparte.

En aquella época, la pugna entre familias pertenecientes a la realeza y los conflictos familiares dentro de las mismas, habían dejado a manera de métodos de traición algunas famosas y silenciosas formas de cometer homicidio, siendo la más popular el envenenamiento.

Durante la Edad Media y el Renacimiento, una práctica de envenenamiento era la introducción de óxido de arsénico (As2O3) en las bebidas. El óxido de arsénico, al mezclarse sin dejar rastro en el vino o el agua, ser incoloro y sin sabor fácilmente detectable, era el elemento perfecto para disimular una muerte lenta a pequeñas dosis de la bebida. Alguna vez dicho recurso fue llamado “el polvo de la herencia”, ya que en ocasiones era añadido al vino del abuelo para apresurar su muerte y así adelantar la llegada de riquezas.

La dieta común de cualquier ser humano, ya sea vegetariano, vegano u omnívoro, incluye arsénico. Se le puede obtener en carne, vegetales, cereales, pescado o mariscos. El arsénico es un elemento esencial para la vida y se tiene indicada una ingesta óptima diaria de entre 12 a 15 microgramos, la cual es muy baja pero necesaria y no significa que podamos empezar a ingerir arsénico como pequeñas botanas, ya que la relación entre lo saludable y lo letal es muy delicada al hablar de dicho elemento.

En la actualidad se han reportado casos de intoxicaciones por arsénico debido a la ingesta de aguas contaminadas. El peligro es mayor al tratar con arsénico de origen inorgánico, el cual en gran medida es resultado de desechos industriales.

Pero ¿qué relación tiene el arsénico y Napoleón?

El 18 de junio de 1815 ‘le Petit Caporal’ perdió su última batalla cerca de Waterloo, Bélgica. Tras la derrota, Napoleón fue desterrado por los británicos a la Isla de Santa Elena en donde murió a los 51 años con una salud deteriorada por males poco esclarecidos. Su cabello fue cortado y almacenado en un sobre, el cual se examinó en los años setentas. El cabello de Napoleón mostró una concentración de arsénico muy peligrosa, que indica la exposición a dosis muy altas del elemento y por tanto generó una hipótesis sobre su envenenamiento. Sin embargo, en la década de los noventas, se abrió la posibilidad a una nueva hipótesis sobre su muerte, pues se encontró una parte del papel tapiz de su estudio en Santa Elena. El papel tapiz indicó tener arsenato de cobre (CuAsO4), el cual era un pigmento verde muy utilizado en la época de Napoleón y que se sabe puede ser digerido por el moho que crece fácilmente en regiones de clima tropical como la isla Santa Elena y transformado en un compuesto volátil y muy tóxico llamado trimetilarsina [(CH3)3As].

Probablemente nunca sabremos si el envenenamiento de Napoleón fue accidental o provocado, pero su historia nos permite aprender sobre la importancia biológica de un químico, el cual puede resultar benéfico o letal según la dosis que se ingiera.

Pintura “Napoleón abdicando en Fontainebleau” de Paul Delaroche 1845.

Redacción: Antonio Nambo

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