México no sólo es rico en especies animales, plantas y cultura, su riqueza también incluye ecosistemas naturales hermosos como las cuevas y otros espacios afines. Hasta la fecha se tiene el registro de 7000 cuevas, cavernas, cavidades, sótanos, grutas y cenotes en nuestro país.
El origen más común de las cuevas se debe a la erosión causada por el agua sobre la roca caliza, ya sea por filtración de agua hacia el subsuelo o por el paso del agua entre cavidades. La apariencia y el tipo de cueva varía dependiendo de factores propios del agua que le da forma, por ejemplo, la temperatura, composición química y la dirección del caudal. El segundo factor es el tipo de roca, el cual afecta directamente al tipo de cueva dependiendo de su porosidad, espesor, tamaño y su solubilidad con respecto a los componentes particulares del agua que fluye en ella.
Una de las cuevas más espectaculares de México es la cueva de Naica en Chihuahua. Ahí se albergan los cristales más grandes del planeta. Fue descubierta en el año 2000 cuando se exploraba algunas minas para la extracción de plomo en donde se requirió extraer el agua caliente de la cueva mediante bombeo. El drenado del agua reveló un extraordinario tesoro natural.
La cueva de Naica se encuentra a 300 metros bajo tierra, es algo así como el doble de la altura de la Torre Latinoamericana pero hacia el subterráneo, a una temperatura de 50ºC y una humedad del 96%, es decir, el tiempo de permanencia dentro de esta cueva para un ser humano sin equipo especializado es de entre 8 a 10 minutos con el peligro latente de deshidratarse o sufrir un desmayo. La cueva está poblada de espectaculares y enormes cristales de selenita, también conocida como "piedra de la luna" o yeso puro. Dichos cristales forman pilares tan grandes como edificios, alcanzando una altura de hasta 13 metros.
Inevitablemente esta cueva se perderá. Cuando la explotación de las minas de plomo se termine, el bombeo se detendrá y el agua regresará a su curso natural de inundación de las minas. Además, los científicos dedicados a su estudio recomiendan que lo mejor es que el agua regrese. El proceso de pérdida de calor y humedad afectan su brillo y transparencia, incrementándose la fractura y caída de cristales, inundarlas de nuevo permitiría reanudar la formación de los cristales y su posible estudio en el futuro.
Las circunstancias especiales de temporalidad y fragilidad del sitio, llevó al proyecto NAICA a evaluar la necesidad de aprovechar esta oportunidad para poder registrar para la historia y las generaciones venideras, uno de los lugares más bellos del planeta.
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Fotografía tomada de "México desconocido"
Redacción: Claudia Fabian