Los hongos son impresionantes organismos que han marcado eventos importantes en nuestra historia. Desafortunadamente, no todos los eventos fueron felices… En poblaciones pobres de Europa, muy comunes en la Edad Media, el consumo de harina de trigo era un lujo, así que el pan se hacía con harina de centeno. Justo en el centeno, bajo condiciones húmedas, puede crecer un hongo coloquialmente llamado cuernecillo de centeno (Claviceps purpurea). En aquella época, éste hongo crecía fácilmente sobre el centeno, ocasionando plagas. El cuernecillo del centeno produce algunas micotoxinas: ergotamina, ergovina y ácido lisérgico (mejor conocido como LSD). La toxicidad de estas sustancias se debe a que interfieren con la acción de un neurotransmisor llamado dopamina y esto provoca espasmos musculares, confusión y alucinaciones, además de ser abortivo. Cuando las personas ingerían pan infectado con micotoxinas presentaban fuertes dolores estomacales, náuseas, vómitos y escalofríos. En consumos más prolongados los síntomas incluían alucinaciones aterradoras acompañadas de una sensación de quemazón que les recorría el cuerpo, convulsiones y en casos extremos la muerte. Ahora imaginen ¿cómo explicarían las poblaciones de la Edad Media semejantes síntomas? Era común que los síntomas se atribuyeran al encantamiento de las brujas, mientras que otras "brujas” podían reconocer ante un tribunal haberse transformado en animales, dado que las alucinaciones provocadas por la intoxicación eso les hacían creer. Todo parece indicar una relación directa entre la cacería delirante y fanática de brujas y el registro médico por las intoxicaciones producidas por las micotoxinas del cuernecillo. Dichos eventos ocurrieron en muchas poblaciones del norte de Europa, principalmente en Rusia, Francia e Irlanda; también en las colonias inglesas americanas, como Nueva Inglaterra, donde nació la leyenda de las brujas de Salem. Para leer más: http://www.pasajealaciencia.es/2011/pdf/02-ergotismo.pdf http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/90/venenos-envenenados-y-envenenadores
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